Historia
Cultura inca: origen, características, organización, cultura
La cultura inca, también llamada civilización quechua, fue una de las grandes civilizaciones que se desarrollaron en la América precolombina. Aunque los orígenes del pueblo inca son mucho más antiguos, su apogeo como imperio se produjo sobre el siglo XIII a. C., cuando llegaron al valle de Cusco, en la actual Perú.
A partir de ese momento, los incas fueron extendiendo su territorio hasta convertirse en un gran imperio bajo el mando de un rey que concentraba todo el poder: el Sapa Inca o, simplemente, el Inca. Este imperio perduró durante casi tres siglos, hasta la llegada de los conquistadores españoles, en 1532.
Ruinas de Machu Picchu, antiguo poblado incaico de los Andes – Fuente: Allard Schmidt (The Netherlands) bajo los términos de la licencia de documentación libre GNU
La sociedad inca estaba muy jerarquizada, aunque eso no impidió que se le diera una gran importancia al colectivo. Esta característica era muy visible en la economía, ya que sus principios fundamentales eran la redistribución de los recursos obtenidos por el trabajo. En la agricultura, por ejemplo, toda la tierra pertenecía al Estado, que la distribuía según las necesidades.
Como el resto de las civilizaciones de la época, los incas eran politeístas y daban una gran importancia a la religión. Por otra parte, fueron los responsables de avances importantes en el área de la agricultura, los transportes o la arquitectura. Su influencia cultural aún se puede vislumbrar en las zonas que dominaron.
Origen e historia
La mayoría de los datos conocidos sobre la civilización indígena provienen de los estudios realizados por los colonizadores españoles. Estos se basaron en la tradición oral y en los testimonios de religiosos e indígenas de la época. Sin embargo, en ocasiones, la realidad y el mito se encuentran entrelazados.
Mito de fundación
Mama Ocllo
Entre los mitos más conocidos se encuentran una leyenda que relata la llegada de los incas al valle del Cusco.
Inti, el dios Sol, y Quilla, la diosa Luna, estaban enamorados. Este amor era totalmente imposible, ya que no podían encontrar nunca. Sin embargo, una profecía anunciaba que ambos tendrían un niño y una niña en el Lago Titicaca.
La profecía comenzó a cumplirse cuando un día la tierra se oscureció y ambos dioses pudieron encontrarse. El fruto de su amor fueron Manco Cápac y Mama Ocllo. Inti les encargó que educaran a los hombres en la práctica de la agricultura y la ganadería, así como a tejer y trabajar en el hogar.
Además, el dios Sol les entregó una vara de oro que tenía el poder de guiarlos a una tierra fértil. La vara debía enterrarse en ese lugar, allí donde debían levantar la capital.
Manco Cápac y Mama Ocllo comenzaron su peregrinaje. Meses después, tras varios intentos, llegaron a una región habitada por los aimaras, los collas y los urus, quienes los recibieron con hostilidad.
Por ese motivo, los hijos de Inti continuaron su camino hasta que alcanzaron el valle del Cusco. Manco Cápac dejó caer la vara, que se enterró sola por completo. Allí fundaron Cusco.
Orígenes históricos de los incas
Los orígenes del pueblo inca son mucho más remotos que su transformación en un imperio. Así, se sabe que ya en el 1100 a. C. controlaban un territorio considerable en el Perú. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XIII cuando llegaron al valle del Cusco e iniciaron su historia como una de las civilizaciones precolombinas más importantes.
Los incas que alcanzaron Cusco venían huyendo del reino de Tiahuanaco, que había sido invadido por los aimaras procedentes de Tucumán. Esta invasión provocó que los aristócratas taipicalas, algunos sacerdotes y varias familias marcharan hacia el noreste. Para ello cruzaron el lago Titicaca y, en un primer momento, se instalaron en una de sus islas.
La segunda etapa de este periplo, de nuevo provocado por la amenaza de los aimaras, estuvo liderada por Manco Cápac, quien, junto con 10 familias, alcanzó Huaynacancha.
Tras abandonar Huaynacancha, los miembros de este grupo continuaron su camino hasta, años después, llegar al valle de Cusco. Este estaba habitado por varios pueblos diferentes, que fueron derrotados militarmente por los recién llegados. Una vez que Manco Cápac y los suyos controlaron la región, iniciaron una política de alianzas con las comunidades cercanas.
Época preestatal: formación
Sinchi Roca, hijo de Manco Cápac, fue el siguiente gobernante de Cusco. Los datos sobre esos años son muy escasos, aunque se sabe que su reinado se prolongó entre 1230 y 1260.
Su sucesor fue Lloque Yupanqui, quien firmó más alianzas con los pueblos cercanos. Tras él, gobernaron Mayta Cápac y Cápac Yupanqui, quienes, sobre todo el último comenzaron a expandir militarmente sus dominios.
El reinado de Cápac Yupanqui finalizó en 1350 y fue el final de la denominada etapa preestatal. Los historiadores han elegido esa denominación porque aún no había nacido una nación inca, sino más bien una especie de macroetnia.
Fase de expansión
La siguiente etapa en la historia de la cultura inca fue la de expansión, que, a su vez, está dividida en dos periodos. En el primero, tras asegurar el control de Cusco, los incas comenzaron a expandirse por las zonas circundantes.
Durante esos años se formó la clase alta de su sociedad, dividida en dos sectores: Hanan, grupo encargado de lo militar; y Urin, que llevaba a cabo las tareas religiosas.
Este periodo finalizó cuando los incas y los chancas, un pueblo asentado en el norte de Cusco, entraron en güera.
Por su parte, la segunda etapa de la fase de expansión fue la de la expansión definitiva de los incas. Su ejército venció a los chancas, los collas, los huancas y los chimus, entre otros pueblos, lo que permitió la creación de un extenso imperio.
Crisis y conquista
Huáscar
El fallecimiento del inca Huayna Cápac provocó un conflicto entre sus posibles herederos: Huáscar y Atahualpa. Esta guerra civil debilitó a los incas, algo que favoreció el avance de los conquistadores españoles.
Además, varias epidemias causaron muchas muertes entre los incas y se produjo una crisis en el sistema económico del reino. Igualmente, algunos pueblos dominados por los incas se rebelaron contra ellos y apoyaron a los españoles.
Atahualpa fue hecho prisionero en noviembre de 1532, lo que, pese a mantenerse algunos focos de resistencia, significó el final del imperio de los incas.
Atahuallpa, Inca XIIII
Ubicación geográfica y temporal
Como se ha señalado anteriormente, el pueblo inca hizo su aparición algunos miles de años antes de establecer su imperio. Algunos recientes estudios genéticos afirman, incluso, que su origen data de hace unos 6 000 años, aunque otros historiadores no se muestran de acuerdo.
A pesar de la mezcla de leyendas y hechos históricos que existe en este tema, sí hay consenso en que su llegada al valle de Cusco y la fundación de esta ciudad se remonta al siglo XVIII d. C. A partir de ese momento, esta cultura resistió casi tres siglos, cuando los conquistadores españoles conquistaron sus tierras en 1532.
Ubicación geográfica
Tomando como referencia la división territorial actual, la cultura inca controló todo el Perú, Ecuador, la zona oeste de Bolivia, el norte de Argentina y Chile y una parte de Colombia. En su momento de mayor esplendor, sus territorios sumaban unos 4 000 kilómetros cuadrados.
Capital
Cusco, fundada en el valle del mismo nombre, fue la capital del imperio. Su fundación se ha datado sobre el año 1200 d. C. Desde ella, los incas procedieron a extender su territorio y a aprovechar los conocimientos de los pueblos que iban conquistando.
Además de la capital, algunas otras ciudades importantes de la civilización inca fueron Machu Picchu, Ollantaytambo, Kenko, Tipón o Sacsayhuamán.
Características generales del Imperio inca
La civilización inca se convirtió en una de las potencias más importantes de todo el continente americano y dejó un legado que se ha conservado a través del tiempo.
Tahuantinsuyo
Otro de los nombres por los que fue conocida la cultura inca fue el de Tahuantinsuyo. El significado de esta palabra es “Los cuatro suyos”, una referencia tanto a los puntos cardinales como a las cuatro provincias (Suyos) en la que dividieron su imperio.
Economía
Muchos expertos consideran que el sistema económico inca estaba basado en la idea de comunidad y no en la búsqueda de riqueza personal. De esta forma, su economía tenía como referencia principal a los ayllu, que denomina a una especie de comunidad agrícola.
Era, precisamente, la agricultura la base de su economía. El cultivo principal era el maíz, seguido muy de cerca por la patata. Los avances tecnológicos introducidos por los incas permitieron que esta actividad fuera muy productiva.
La organización de la propiedad de la tierra también estaba centrada en la comunidad. Así, el Estado, representado por el Inca, era el dueño de todo el terreno y repartía las zonas de cultivo dependiendo de las necesidades de cada familia.
Por otra parte, el Estado también mantenía un control exhaustivo sobre los trabajadores. La intención era que la productividad fuera alta, además de asegurar la vivienda y otros bienes a la población. Entre las medidas tomadas se encontraba la obligación de todos los habitantes de trabajar, aunque existían diferentes tareas dependiendo de la situación personal.
Además de la agricultura, los incas también domesticaron algunos animales. Entre ellos las llamas, las vicuñas y las alpacas, que se convirtieron en elementos muy importantes dentro de su economía.
Terrazas y sistema hidráulico
Como se ha apuntado, los incas lograron importantes avances en el campo de la agricultura. El principal fue, posiblemente, el aprovechamiento del terreno mediante la creación de terrazas para cultivar. A esto hay que unirle el eficiente sistema de canales de riego instalado en sus tierras.
Todos estos avances permitieron a los incas cultivar casi 70 especies vegetales diferentes. Algunos de los pueblos conquistados, además, abonaban sus tributos mediante la entrega de productos no habituales en el valle, lo que aumentaba la variedad.
Camino del Inca
Los incas también construyeron una amplia red de comunicaciones que conectaba todas las zonas de su imperio. La extensión total de esta red alcanzó los 30 000 kilómetros.
Dentro de este sistema destacó el Camino Real, con más de 5 000 kilómetros de longitud y que unía los caminos secundarios del imperio.
Igualmente, fue muy importante el denominado Camino del Inca, construido para unir Cusco con Machu Picchu.
Religión
La religión seguida por los incas era politeísta, con un gran número de dioses muy relacionados con las fuerzas naturales. La deidad principal era Inti, el dios Sol, mientras que la diosa de la tierra recibía el nombre de Pachamama.
Según las creencias incas, todo lo ofrecido por la naturaleza tenía que ser agradecido en forma de sacrificio. Estos no tenían que ser de seres humanos, aunque también se producían.
Por otra parte, los incas creían en la vida después de la muerte. Para ellos, existían tres mundos diferentes: el Hanan Pacha, en el que residían los dioses; el Kay Pacha, hogar de los seres humanos; y el Uku Pacha, el mundo de los muertos.
Organización militar
La expansión territorial del reino inca pudo producirse gracias al poderío de su ejército. Este estaba dividido entre los soldados profesionales y los contratados específicamente para cada campaña.
Los incas basaban sus victorias en el gran número de soldados que enviaban a cada batalla y en el sentido religioso que se le otorgaba a los enfrentamientos. Además, destacaron en la construcción de fortalezas militares.
Lengua
La amplitud del imperio inca, junto con la cantidad de pueblos conquistados o dependientes, hizo que se llegaran a utilizar más de 700 idiomas en su territorio.
Los gobernantes enviaron ayudantes por todo el imperio para extender su lengua oficial. Este, en un primer momento, recibió el nombre de Runa Simi y, más adelante, fue denominado quechua.
Organización política
De acuerdo con muchos historiadores, la manera en la que los incas organizaron su sistema político fue la más avanzada de todas las civilizaciones precolombinas. Esto se debe a la obligación que el Estado se impuso de garantizar que todos sus súbditos tuvieran a su alcance lo necesario para poder sobrevivir.
División territorial
Para favorecer la administración del imperio, sus dirigentes dividieron el territorio en cuatro provincias, denominadas suyu en quechua: Antisuyo, Contisuyo, Chinchaysuyo y Collasuyo. La capital estaba situada en Cusco, situada en el centro de la división territorial.
A su vez, esos cuatro suyos fueron divididos en territorios más pequeños llamados huamanis. Cada suyo contaba con un gobernador propio, con funciones militares y políticas. En última instancia, el gobernador estaba obligado a rendir cuentas al Inca y el Consejo Imperial.
El Inca
Ilustración de la crónica de Martín de Murúa que muestra al inca Pachacútec en el Coricancha
El monarca absoluto del imperio era el Sapa Inca o, de manera más simple, el Inca. Tan solo el Sumo Sacerdote tenía un poder similar, aunque sin llegar a igualarlo.
El Sapa Inca vestía una borla de lana roja, la mascapaicha, como símbolo de su estatus. Cada uno de los que reinaron en el imperio ordenó construir su propio palacio, donde recibían a todos los funcionarios e impartían justicia.
Igualmente, el Inca solía visitar con frecuencia las distintas zona que componían su reino. Su propósito era conocer de primera mano todo lo que ocurría en él y las peticiones de su pueblo.
Base decimal de la administración
Para mejorar el funcionamiento de su administración, los incas crearon un sistema único de organización. El motivo de su instauración era una cierta desconfianza en la labor de sus funcionarios.
De esta forma, cada uno de los funcionarios debían controlar a 10 empleados de menor nivel y, cada uno de estos, a otros diez. Era una especie de organización piramidal que conseguía que por cada 10 trabajadores públicos existiera un responsable directo.
Resto de la jerarquía de poder
Por debajo del Inca existían una serie de cargos de poder, cada uno con características y funciones propias.
El primero de ellos era el Auqui, el heredero del Inca. Una de sus obligaciones antes de ocupar el trono era aprender las funciones imperiales junto a su padre, convirtiéndose en una especie de co-gobernante. El Auqui podía ser cualquiera de los hijos del Inca y era elegido por las cualidades demostradas.
Tras el Auqui se situaba el Consejo Imperial (Tahuantinsuyo Camachic). Este estaba formado por los gobernadores de los cuatro suyos y por 12 consejeros secundarios.
Por otra parte, cada provincia en la que se dividían los suyos también contaban con sus propios gobernadores.
A los cargos anteriores hay que unir el de Tucuyricuc o tocricoc (el que todo lo ve). Se trataba de un supervisor imperial encargado de controlar a los trabajadores públicos de las provincias. Además, recaudaba los tributos y los enviaba a Cusco.
Las comunidades, por último, estaban encabezadas por el curaca, una especie de cacique. Normalmente era un anciano con prestigio en el ayllu.
Organización social
El centro de la sociedad del Tahuantinsuyo era el ayllu, un término que denominaba a una comunidad inca. En su organización como sociedad, todo el trabajo de las tierras comunales, las obras públicas o el servicio militar se realizaban por ayllus.
Al frente de esos ayllus se encontraba el anciano considerado más sabio, al que denominaban curaca. Este estaba asesorado por el consejo de ancianos. No obstante, en caso de guerra debían ceder sus funciones al sinchi, un mando militar elegido entre los más fuertes de la comunidad.
Clases sociales
A pesar de la importancia que se le daba a los ayllus, la sociedad incaica era muy estamental. En ella había dos grandes grupos: la nobleza y el pueblo, aunque en cada una de esas clases había grupos diferenciados.
De esta forma, en la cúspide de la pirámide social se encontraba la realiza. Aparte del Sapa Inca, también estaban incluidos su esposa y los hijos, entre los que se elegía el heredero.
Por debajo de la realeza se encontraba el equivalente a la nobleza. Esta constaba de dos niveles: en el primero, la de sangre, formada por los descendientes del Consejo Real. Eran los que ocupan los altos cargos militares, religiosos o administrativos; el segundo nivel estaba compuesto por la nobleza de privilegio, gente del pueblo que había realizado actos importantes para el Estado.
La última clase social, exceptuando a los esclavos, estaba formando por el pueblo llano, los hatun runas. Normalmente, realizaban trabajos agrícolas o de construcción.
Además de las clases anteriores, también se podían encontrar a los colonizadores o mitimaes. Esto pertenecían a tribus diferentes a la inca, pero habían jurado lealtad a sus gobernantes.
Cultura
El imperio creado por los incas integró un gran número de tradiciones culturales de los pueblos que había conquistado. Esto, unido a sus propias costumbres, los dotó de una gran riqueza en todos los ámbitos de la cultura.
Un buen ejemplo de esa riqueza fue su arquitectura. Entre sus construcciones destacaron los templos, los palacios o ciudades monumentales como Machu Picchu u Ollantaytambo.
Gastronomía
Según los expertos, la gastronomía de los incas estaba basada casi totalmente en la agricultura. Sus alimentos principales eran, por tanto, los productos que ellos mismos producían gracias a sus avanzados sistemas de cultivo.
La patata y las legumbres eran los alimentos principales en la dieta de los incas, junto con el maíz. También importantes, aunque en menor medida, eran las calabazas, el ají y los frijoles, algo que aún se puede contemplar en la gastronomía tradicional de países como Perú.
Por otra parte, el consumo de carne era bastante menor. Los incas habían domesticado varias especies animales, pero en la mayoría de los casos su consumo no era el objetivo principal. Por último, en la zona del lago Titicaca se incorporaron a la dieta varios tipos de pescado y de aves acuáticas.
Tradiciones
Al igual que los egipcios, los incas momificaban a su soberano cuando fallecía. El Sapa Inca estaba considerado como Hijo del Sol y, según sus creencias, su cuerpo tenía que mantenerse intacto para la eternidad.
Existen numerosas referencias sobre esta práctica inca, aunque, hasta el momento, no se ha encontrado ninguna de esas momias.
Otra tradición de la cultura inca era la costumbre de bañar a los recién nacidos en un arroyo cercano. Los progenitores, además, seguían un ayuno durante varios días y rezaban para que el hijo tuviera fortuna en su vida.
Tras ese primer baño, la madre fijaba unas tablas a la cabeza del niño para que el cráneo tomara una forma alargada.
Por otra parte, los arqueólogos han encontrado restos que confirman la existencia de sacrificios humanos a los dioses, especialmente a Inti. La ceremonia comenzaba con un banquete para honrar a los sacrificados. Después, los sacerdotes los conducían a una montaña o cerro para realizar el sacrificio.
A pesar de las evidencias sobre esta práctica, los expertos señalan que esos sacrificios no eran frecuentes. Normalmente solo se llevaban a cabo ante circunstancias muy excepcionales, como un terremoto o algún otro desastre natural.
Arte
La arquitectura fue la manifestación artística más importante de la cultura inca. Sus principales características eran la simetría, la solidez y la sencillez.
Los incas no aplicaron sus conocimientos arquitectónicos a las construcciones destinadas a servir como viviendas, que eran bastante rústicas. Sus innovaciones se destinaron por completo a los edificios públicos, tanto religiosos como administrativos, sin olvidar los defensivos y los palacios.
En esas construcciones, los arquitectos incas lograron aunar la funcionalidad con la estética, gracias a una esmerada planificación y al avanzado uso de la piedra.
Los expertos dividen la arquitectura inca en tres etapas: el ciclópeo, caracterizado por el uso de grandes piedras; el poligonal, en el que las piedras tenías muchos ángulos; y el imperial, cuando se impuso el uso de sillares rectangulares o cuadrados.
Entre los ejemplos más destacados de la arquitectura inca se encuentran los complejos de Coricancha, Pisac, Machu Picchu y Ollantaytambo.
Por otra parte, los incas fueron excelentes escultores. El principal material utilizado para elaborar sus estatuas fue la piedra, aunque también usaron metales como la plata o el oro. Igualmente, estos dos metales se usaban mucho en orfebrería para fabricar objetos de adorno.
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