Ensayo filosófico: características, estructura, temas, ejemplos


El ensayo filosófico es un texto en el cual un autor analiza críticamente un tema relacionado directamente con la filosofía. Es decir, suelen hablar sobre la existencia, la muerte, lo justo, la felicidad, etc. Su fin es mostrar las perspectivas del escritor al respecto y aportar sus conocimientos. 

En la elaboración de un ensayo filosófico el autor muestra el tema que escogió para desarrollar y a su vez presenta una serie de argumentos que dan fuerza a lo planteado. Esto se hace a través de un discurso coherente, y para lograrlo se requiere un estudio de aquello de lo que se decidió hablar.

Ejemplos de textos filosóficos podrían tener títulos como ¿Qué es la existencia?, ¿Cuál es la diferencia entre la moral y la ética?, ¿Es la belleza objetiva o subjetiva? o ¿Está la mente en el cerebro o fuera?

Características del ensayo filosófico

– Se utiliza la prosa

Los ensayos filosóficos son escritos a manera de prosa, predominando la sensibilidad del autor sobre los conceptos tratados.

– Libertad en el estilo

Debido a que los ensayos filosóficos manifiestan la visión y el sentir del autor, en estos se suele permitir la libertad de estilo. Es decir, quien los elabora no está sujeto a una manera de escribir determinada o a formalismos. Lo único que debe respetarse es la estructura y que se traten temáticas asociadas a la filosofía.

– Se expresa un punto de vista

Los ensayos filosóficos exponen el punto de vista del autor

Un buen argumento es sumamente necesario en el ensayo filosófico. En ellos, el autor expresa su punto de vista sobre un asunto. Dichos argumentos pueden valerse de comparaciones, citas de autoridad (de autores especialistas en una materia), causalidades (ligados a causas y efectos) y definiciones.

Si bien es importante que los estudiantes expresen sus dudas en torno a algún tema, lo verdaderamente trascendental es incentivar al pensamiento profundo. Reevaluar cualquier creencia es válido dentro de un ensayo filosófico.

– Concretos

Los ensayos filosóficos se enfocan únicamente en un tema a tratar. Con ello se logra que la atención del lector no se pierda.

Si se quiere tener mayor impacto en los lectores, entonces se debe practicar el ser conciso al momento de redactar. Las frases cortas de menos de 20 palabras ayudan mucho.

– Consistencia

Un ensayo filosófico debe proponer razonamientos muy concretos, sin rodeos. El objetivo es evitar cualquier tipo de confusión o mal interpretación.

– Expresa los pensamientos del autor

El ensayo filosófico siempre se centra en los posibles temas de interés de quien lo escribe y la forma en la cual percibe el mundo. Es útil para estudiar cómo el autor organiza sus ideas. Adicionalmente, permite revelar cuáles son sus creencias o convicciones y sus inquietudes.

Estructura del ensayo filosófico

La estructura del ensayo filosófico se basa en título, introducción, desarrollo y conclusiones

Independientemente del tipo de ensayo, la estructura de los mismos suele componerse de:

– Título

El título identifica el tema o la idea principal tratada en el ensayo. En concordancia, guarda una relación directa con el contenido desarrollado. Sin embargo, en algunas ocasiones el título del ensayo puede ser metafórico o sugerente.

Ejemplos de títulos para un ensayo filosófico podrían ser: ¿Existe Dios?, ¿Qué significa ser feliz? o ¿Es libre el ser humano?

– Introducción

En esta sección el escritor debe llamar la atención del lector mediante una presentación del tema que sea interesante. Se debe procurar que desde el principio se incluyan elementos conocidos por los lectores.

– Desarrollo

Es la parte en donde se sustentan los planteamientos o las inquietudes expresadas en la introducción. Los argumentos y los criterios expuestos deben presentarse de forma clara y ordenada.

En el ensayo filosófico, el uso de citas relevantes al redactar puede ser muy importante para mantener el nivel de interés y atención.

– Conclusiones

En esta parte el autor resume lo más importante que ha querido comunicar. En complemento, las conclusiones de los ensayos filosóficos suelen incluir algún párrafo o segmento que incentive a nuevas lecturas e interpretaciones de la temática tratada.

Temas para ensayos filosóficos

Existen numerosos temas que se pueden tratar en el ensayo filosófico

A continuación se mencionan algunos temas muy comunes en este tipo de ensayo:

·         La libertad

·         La muerte

·         La felicidad

·         Lo bueno y lo malo

·         La verdad

·         La mente

·         El lenguaje

·         La moral

·         La belleza

·         Paradojas

·         Lo correcto y lo incorrecto

·         Las relaciones entre la sociedad y las personas

·         Los límites del lenguaje

·         Las creencias, pensamientos y sueños

·         Los tipos de razonamiento

·         El conocimiento

Ejemplos breves de ensayos filosóficos

– Ejemplo 1: La felicidad como producto de consumo 

Desde nuestra llegada al mundo, una de las palabras que más escuchamos es “felicidad”. Crecemos y empezamos a asociar este vocablo con sonrisas y momentos agradables. Y no es errado esto, de hecho —parafraseando a la RAE— la felicidad es un estado de “plenitud” de “alegría”.

Desde que asociamos el sentido de la felicidad al hecho de sentirnos bien, no dejamos de buscarla. Bien sea en personas o cosas. Ella se vuelve —prácticamente— el porqué de nuestras vidas. Entonces, nuestra conciencia se encamina a un continuo andar detrás de este estado de satisfacción.

Pasa más el tiempo, y los objetos y el dinero —todo aquello que supla necesidades y nos haga sentir bien— empiezan a generar felicidad. Y eso no está mal, por allí va parte de su significado. No obstante, llega un punto en el que —por construcción social de la mayoría de las comunidades— tener dinero empieza a vincularse directamente a ser feliz.

Sin dinero, el alquiler no puede pagarse. De igual manera, las cuentas tampoco, ni la comida. ¿Se puede entonces ser feliz en una ciudad sin tener dinero para suplir las necesidades? Es prácticamente imposible, por lo tanto, la felicidad comienza a tener un precio, la existencia misma comienza a ser condicionada.

La felicidad asociada al dinero como una construcción social

Lo más interesante es que el vínculo de la felicidad con el dinero es una construcción social. ¿Cómo así?, bueno, esto quiere decir que la gran mayoría de sociedades actuales crea sus modelos de lo que debe ser la felicidad para el individuo en torno al éxito monetario.

Estos modelos son inculcados a los niños desde temprana edad. Si bien no se pierden la importancia del núcleo familiar, el bienestar del mismo está condicionado a la producción de dinero. Mientras mejores trabajos se poseen, se tienen mejores ingresos y se puede procurar un bien mejor para todos.

No obstante, este mismo sistema ha causado brechas hondas y —por una u otra razón— no todos tienen acceso a las mismas oportunidades. Por lo tanto, hay gente que queda por fuera de esta construcción de lo que debería ser la “felicidad”.

Conclusión

La pregunta es, ¿así como tenemos, así de felices somos?  ¿Quién es realmente feliz? Considero que la real felicidad en la vida debe ser algo más. Mucho más que ir todos los días a trabajar para “ganarse el pan”. Ganar 4 horas de vida mientras se pierde durante 10 horas laborales y 2 de transporte no tiene mucho sentido. ¿Felicidad o productividad?

– Ejemplo 2: La muerte, ¿el fin o el principio?

No hay nada más seguro para el ser humano desde que llega al planeta Tierra, que el hecho de que morirá. Nacimos finitos, cargando con la certeza de que en cualquier instante partiremos a un más allá del que nadie sabe mucho y sobre el cual se especula demasiado.

No hay religión que escape de nombrarla, es una realidad ineludible. Tanto es el valor que se le ha dado a la muerte, que contamos con la tanatología para estudiar todo lo relacionado con ella.

Desde la aparición de la medicina se definió científicamente a la muerte como el instante en el que no hay actividad ni cardiaca ni pulmonar. Con ello, la sangre ha dejado de recorrer nuestras venas, y no hay soporte vital que contenga nuestra esencia en el cuerpo.

Claro, el tiempo pasó y se comprobó que la muerte real ocurría minutos después de cesar la respiración y el latir, justo cuando cesaba la actividad cerebral de la persona. Esto ocurre entre 2 y cinco minutos después.

Las personas que han regresado de la muerte

Ahora bien, no todo el que se ha ido ha permanecido en el más allá. Hay gente que, contra todo pronóstico, ha regresado. Antonio Gómez es uno de esos casos. Él estuvo 7 minutos muerto —teóricamente— luego de un accidente y fue revivido. Tras volver, narró experiencias con rayos de luz y dijo que hubo un ser con el cual conversaba.

Su caso no es el único, hay cientos, y si bien la mayoría concuerda con las luces, hay casos muy vívidos de lugares fantásticos y una sensación enorme de paz.

A pesar de haberse cumplido las condiciones médicas que determinan la muerte cerebral, estas personas volvieron y contaron todo, sin daños aparentes y revelando haber vivido todo de manera muy real. Hay quien, incluso, cuenta haber tenido sus sentidos activos todo el tiempo.

Conclusión

¿Es la muerte realmente el final de la existencia como la conocemos? ¿Es esta una prueba para pasar a otro nivel? ¿Presenciamos apenas el preámbulo a la existencia verdadera? ¿Nuestros sentidos no están condicionados al cuerpo?

Son miles de millones de preguntas y una sola certeza: la muerte nos espera. Para mí no es el fin, debe haber algo más allá de venir a «dejar un legado».

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