Madre Teresa de Calcuta: biografía, misiones, premios, muerte

Madre Teresa de Calcuta (1910 – 1997) fue una misionera, monja católica y santa de la misma religión. También es conocida por su nombre de pila, Agnes Goxha Bojaxhiu. Fundó la orden de las Hermanas Misioneras de la Caridad en 1950.

Santa Teresa de Calcuta nació en Albania, pero fue naturalizada como ciudadana india. Consagró su vida al trabajo en beneficio de los pobres, huérfanos y personas enfermas. Las acciones que emprendió le concedieron numerosos reconocimientos, entre los cuales destaca el Premio Nobel de la Paz de 1979.

Tretrato de Teresa de Calcuta, by JudgefloroDerivative work: TharonXX / Public domain, via Wikimedia Commons

Fundó orfanatos, hospicios y comedores en los barrios populares. De igual manera, colaboró con los enfermos de VIH/sida, tuberculosis y lepra, que normalmente eran descartados de los hospitales locales por ser considerados peligrosos o desagradables.

Sus programas de asistencia, así como sus orfanatos, se encuentran en más de 130 países. Teresa de Calcuta sirvió como inspiración para la sociedad como inspiración por su devoción a la ayuda de los necesitados en la contemporaneidad. Su principal motivación se resume en la siguiente frase: “Ayudar a los más pobres de los pobres”.

Por la rapidez con la que creció su orden, el mundo entero volvió su mirada a la madre Teresa. Los medios también se enfocaron en sus actividades y el financiamiento se incrementó.

Primeros años

Agnes Gonxha Bojaxhiu nació el 26 de agosto de 1910 en Uskub una ciudad que era parte del Imperio Otomano, actualmente conocida como Skopie, Macedonia del Norte.

La familia de la futura santa era de raíces albanesas y estaban a favor de la causa independentista de su nación.

Fue la hija menor del matrimonio entre Nikollë Bojaxhiu y Dranafile Bernai. Tuvo una hermana mayor llamada Aga, nacida en 1905 y otro llamado Lazar que llegó al mundo en 1908.

Su familia era profundamente católica y desde pequeña se le  inculcó la importancia de su fe.

Nikollë era comerciante de diversos bienes como medicinas y comida, además trabajaba como contratista de la construcción. El matrimonio Bojaxhiu durante los primeros años de Agnes mantenía una posición económica privilegiada.

En 1919 Nikollë falleció repentinamente, por la relación que mantenía con el ámbito político de su localidad. Se consideró que pudo haber sido víctima de envenenamiento.

Los presuntos asesinos habrían sido sus rivales que se oponían a sus ideas de libertad para Albania. Agnes en ese momento contaba con ocho años y desde entonces quedó bajo el cuidado de su madre, al igual que sus hermanos.

La guía moral y religiosa recayó desde entonces sobre Dranafile, que nunca descuidó esos aspectos en la enseñanza de sus hijos, así como el amor a Dios.

Vocación para servir

Agnes y su madre eran muy unidas y ese vínculo se fortaleció tras la pérdida de su padre. La menor de los Bojaxhiu era miembro del coro de la parroquia del Sagrado Corazón, allí mostró gran talento y se le dejaba exhibirlo con los solos que interpretaba frecuentemente.

Desde muy joven estuvo haciendo vida religiosa activa: a los cinco años hizo la primera comunión.  Un año más tarde Agnes fue preparada para tomar el sacramento de la confirmación.

En esa época además de asistir a la escuela local, estaba involucrada con las organizaciones marianas de su comunidad.

Al cumplir doce años Agnes Bojaxhiu se interesó por las historias que escuchaba acerca de los misioneros jesuitas que habían viajado a Bengala para llevar allí la palabra de Dios. Ese mismo año sintió la llamada para tomar la vida religiosa como camino para ella.

Durante una peregrinación a la iglesia de la Virgen Negra en Letnice que realizó en agosto de 1928, Agnes confirmó su deseo. Su siguiente acción fue consagrar su vida a la actividad religiosa.

Vida religiosa

La joven Agnes Bojaxhiu tenía 18 años en el momento en que dejó su hogar y se embarcó en una travesía hasta Irlanda. Allí se unió a las Hermanas de Loreto en Dublín y comenzó su preparación en el idioma inglés para poder ser asignada a su misión definitiva.

Después de unos meses se decidió que Agnes debía radicarse en India para servir allí como misionera. Fue novicia en Darjeerling, cerca del Himalaya y se desempeñaba en paralelo como maestra en la escuela adjunta al convento.

El 24 de mayo de 1931 Agnes realizó sus votos de castidad y pobreza. Además, cambió su nombre a María Teresa. Escogió la forma castellanizada del nombre de Thérèse de Liseux, patrona de los misioneros.

Entonces fue trasladada al colegio Santa María en Entally, ubicado al este de Calcuta. En ese lugar estuvo casi veinte años y allí ascendió su puesto hasta la dirección en 1944. Mientras tanto aprendió a hablar hindi y bengalí con fluidez.

Verdaderas inclinaciones

Años más tarde, el 14 de mayo de 1937, realizó sus votos solemnes. Estos servían como confirmación de los votos hechos en su juventud. Aunque sí se sentía dichosa de servir como docente, no consentía la pobreza que la rodeaba en la ciudad de Calcuta.

Ese problema rondaba su mente con frecuencia, especialmente tras la hambruna de Bengala en 1943 y los enfrentamientos entre musulmanes e hinduistas tres años más tarde.

Misioneras de la Caridad

La hermana Teresa tuvo un episodio de inspiración el 11 de septiembre de 1946. Entonces experimentó lo que luego bautizó como su “llamado dentro del llamado”. Sintió que Dios le pedía que consagrara su vida a la ayuda de los menos favorecidos de la sociedad.

Ese deseo se instaló en su alma durante un viaje a Darjeeling a su acostumbrado retiro espiritual. De acuerdo con su nueva misión ella debía vivir fuera del convento junto con los pobres y ayudarlos en todo lo posible.

Visto bueno

De cualquier modo, la hermana Teresa no podía dejar el convento sin permiso. En 1948 obtuvo el visto bueno que tanto había deseado y finalmente dejó el clásico hábito y comenzó a usar un sari blanco con bordes azules.

Desde ese momento se trasladó a los barrios pobres que conoció mientras trabajaba como docente. Consiguió que le donaran un hostal y fundó en 1948 su nueva orden: las Hermanas Misioneras de la Caridad.

También en esa época recibió instrucción en cuidados médicos para poder desempeñar mejor su misión. A partir de 1949 algunas de sus antiguas alumnas decidieron unirse a su causa.

Inicios

La hermana Teresa afirmó que sus primeros años habían sido difíciles de sobrellevar. Tanto por el aspecto económico, como por su propia fuerza de voluntad que llegó a flaquear en ocasiones.

El año de 1950 fue de suma importancia para Teresa y su causa. No solo adoptó la nacionalidad india, sino que su organización fue aceptada oficialmente por el papa Pío XII como un grupo católico oficial.

Afirmó que cuidaría de los hambrientos, los desnudos, las personas sin hogar, así como de aquellos que no podían valerse por sí mismos, lisiados, ciegos, leprosos. En fin, su cruzada era por todos los que se sentían no deseados o apartados de la sociedad.

En 1952 fundó el hospicio Kalighat, que tuvo su sede en un templo abandonado que pertenecía a la diosa hindú Kali. Allí todos los enfermos que aguardaban la muerte podían cumplir con los ritos correspondientes a su fe.

Tanto musulmanes como católicos e hinduistas podían hallar una muerte pacífica dentro del hospicio Kalighat. Tiempo después fundó otro establecimiento, pero que prestaba asistencia a los leprosos, ese centro asistencial se llamó Ciudad de la Paz.

También creó orfanatos, el primero de ellos fue el Hogar para Niños del Inmaculado Corazón, que estaba dedicado a los huérfanos y jóvenes sin hogar.

Internacionalización

Poco a poco el trabajo de las Hermanas Misioneras de la Caridad comenzó a llamar la atención de diferentes sectores. Muchos donativos y gran colaboración con su empeño tuvieron lugar durante la década de 1960.

Algunas de las cosas que sirvieron para difundir las actividades que estaba realizando fue la cantidad de premios que recibió. Por ejemplo, el Padma Shri de 1962, uno de los más grandes honores entregadas por el Gobierno indio a un civil.

Venezuela

De ese modo fue que se hizo posible la expansión, no solo interna, sino también en el extranjero. Ya en 1965 se habían realizado los tramites y se concretó la fundación de la primera casa de las Hermanas Misioneras de la Caridad fuera de la India.

El lugar para comenzar la nueva visión internacional de la orden liderada por Teresa de Calcuta fue Venezuela, específicamente un pueblo del estado Yaracuy llamado Cocorote. Allí fueron enviadas cinco hermanas voluntarias.

Las gestiones estuvieron lideradas por el arzobispo de Barquisimeto: Críspulo Benítez. La misma Teresa de Calcuta visitó el país latinoamericano y estuvo presente durante la inauguración en julio de 1965.

El 29 de julio recibió la nacionalidad honorífica venezolana y años más tarde se le dio el más alto honor a civiles entregados por el Gobierno venezolano: la Orden del Libertador Simón Bolívar (1979).

Reconocimiento global

La mirada internacional se posó en el trabajo que realizaba día con día la madre Teresa de Calcuta  y la atención crecía cada vez más.

En 1968 Roma solicitó que las Hermanas Misioneras de la Caridad abrieran una casa en esta ciudad italiana. El asunto fue atendido con rapidez y se creó el centro con una mayoría de voluntarias provenientes de la India.

En 1971 la madre Teresa de Calcuta recibió el Premio de la Paz papa Juan XXIII en su primera edición. Para 1979 se hizo con el premio que más renombre le aportó, el Nobel de la Paz.

En 1980 el Gobierno de la India decidió concederle el Bharat Ratna, que era el mayor premio que se le podía dar a un civil en esa nación.

Otras ramas

Diferentes grupos de personas, tanto religiosos católicos como fieles laicos, miembros de otras religiones y personas sin credo, sintieron el llamado a unirse a la propuesta de la madre Teresa de Calcuta.

El primero en unirse fue el capitulo masculino de la hermandad: los Hermanos Misioneros de la Caridad. Fueron fundados por el hermano Andrew (Ian Travers-Ballan).

Del mismo modo que la división liderada por la madre Teresa, este grupo era activo y su sede se estableció en Australia.

En 1976 se añadió una rama contemplativa de la hermandad femenina y tres años después se sumó a esta orden una contraparte masculina contemplativa de los Misioneros de la Caridad.

También en 1984 los Padres Misioneros de la Caridad surgieron como una opción para los sacerdotes católicos que deseaban ingresar a la orden. Mucha de la ayuda para desarrollar esta rama fue proporcionada por Joseph Langford.

Un lugar para todos

Además, se crearon otros grupos entre los que podían incluirse los laicos y los no religiosos o los miembros de otras creencias.

Entre estos grupos estuvieron los Co-Trabajadores de la Madre Teresa, los Co-Trabajadores para los Pobres y los que Sufren y, finalmente, los Misioneros de la Caridad laicos.

Los Misioneros de la Caridad no solo crecieron en cuanto a sedes y divisiones, sino en recursos. Los noticieros dieron espacio para difundir las actividades de la monja que se dedicaba a asistir a los miembros de la sociedad que eran descartados.

A partir de ese punto, pasó a ser vista como un modelo humanitario y una inspiración de estilo de vida. Ese fue el mayor legado de Teresa de Calcuta, convertirse en un ejemplo de dedicación al servicio de los menos favorecidos.

Otros actos internacionales

En la década de 1970 la madre Teresa de Calcuta asistió a las mujeres desplazadas por la guerra de liberación de Bangladesh.

Las Hermanas Misioneras de la Caridad les proporcionaron cuidados y refugio a las víctimas del mencionado conflicto bélico. Además, las alentaron a rehacer sus vidas tras el fin de la lucha armada.

Durante los años ochenta, con la ayuda de la Cruz Roja, la orden de la madre Teresa rescató a 37 niños. Ellos habían quedado atrapados durante el asedio a Beirut en un hospital local.

Durante ese mismo período aumentó la participación de esta orden en los países que estaban dominados por regímenes comunistas. Hasta entonces, ellos no habían querido tener contacto con organizaciones religiosas.

Las casas de las Hermanas Misioneras de la Caridad llegaron a Armenia, a Etiopía. Incluso fueron capaces de brindar apoyo cuando sucedió el accidente nuclear de Chernóbil.

Últimos años

Los últimos años de esta futura santa de la Iglesia católica estuvieron llenos de dificultades relacionadas con su salud. En 1983 la madre Teresa de Calcuta tuvo un ataque cardíaco durante una visita a Roma en la que debía reunirse con el pontífice Juan Pablo II.

Tras seis años, cuando corría el año 1989, un segundo infarto impactó al corazón de la madre Teresa.

En ese momento los médicos decidieron que lo más prudente era colocarle un marcapasos. Así el aparato podría colaborar con el funcionamiento normal de su sistema cardiovascular.

A pesar de todos los episodios médicos que había enfrentado, la líder de la orden de las Hermanas Misioneras de la Caridad continuó con sus constantes viajes y no descuidó su misión.

En 1991 durante una visita a México sufrió de neumonía, además de otros problemas cardíacos.

Entonces consideró que no era necesario arriesgar el óptimo funcionamiento de la orden. De cualquier forma, las hermanas que la integraban votaron para que la madre Teresa permaneciera a la cabeza.

Otras enfermedades

La cotidianidad de la madre Teresa de Calcuta durante sus últimos años de vida fueron los problemas de salud.

Una congestión pulmonar la afectó en 1993, por eso hubo de ser hospitalizada una vez más. Además, contrajo malaria ese año y se fracturó tres costillas.

En 1996 se fracturó la clavícula, poco después los médicos notaron que el ventrículo izquierdo de su corazón no estaba funcionando adecuadamente. Decidió practicarse una cirugía, para lo que se internó en un centro de salud en California.

Esa decisión fue muy controversial, puesto que se dijo que ella pretendía tener cuidados que no procuraba para los que asistían a sus hospicios.

En esa época el arzobispo de Calcuta hizo que se le practicara un exorcismo. Ese clérigo consideró que tantos problemas de salud se debían a que la madre Teresa estaba siendo atacada constantemente por el diablo.

El 13 de marzo de 1997 Teresa de Calcuta decidió renunciar a su puesto como líder de las Hermanas Misioneras de la Caridad.

Temía que sus malas condiciones físicas afectarían el modo en el que se gestionaba la orden, por lo que para cubrir su puesto fue seleccionada la hermana María Nirmala Joshi.

Muerte

Teresa de Calcuta falleció el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta, India. Sufrió de un paro cardíaco tras un largo historial de enfermedades cardiovasculares. En el momento de su deceso contaba con 87 años.

Recibió un funeral de Estado por parte del Gobierno de la India, pocos civiles habían tenido tales honores en el país, entre ellos estuvo Mahatma Ghandi.

En el momento en que la madre Teresa de Calcuta murió, su orden había logrado expandirse de unas pocas de sus alumnas a más de 4000 miembros.

Las 610 misiones con las que contaban estaban desplegadas en más de 120 países. La participación de la orden llegó a todos los continentes.

Desde la década de 1980 las Hermanas Misioneras de la Caridad también se dedicaron a cuidar de los enfermos de VIH/sida.

Tanto católicos como fieles de otros credos e, incluso, ateos reconocieron la labor de la madre Teresa en todo el mundo.

Líderes políticos y organizaciones de distinta índole expresaron su pesar por la pérdida de una vida que dejó una huella profunda en la historia del siglo XX.

Crítica

Son varios los temas que causaron polémica en torno a la figura de la madre Teresa de Calcuta. Entre ellos los principales fueron:

– Mala atención médica

Según Robin Fox el personal voluntario que trabajaba en las casas de las Hermanas Misoneras de la Caridad no estaba suficientemente preparado para ejercer la labor que llevaba a cabo.

Tampoco tenían las condiciones de higiene aptas para la recuperación óptima de los pacientes.

De ese modo, muchos pacientes que podían ser curados terminaban falleciendo. Eso se debía a que algunos padecimientos se complicaban por el mal servicio médico o por otras enfermedades contraídas en los hospicios.

También se criticó el hecho de que se negara el uso de analgésicos a los pacientes que eran albergados en las casas de las Misioneras de la Caridad. La excusa con la que se abordaba este punto era que el sufrimiento acerca las personas a Dios.

– Vínculos

Entre las figuras públicas con las que se relacionó Teresa de Calcuta algunas atrajeron a ella una percepción negativa de su imagen. Entre esos estuvieron los dictadores haitianos François y Jean-Claude Duvalier.

También estuvo en contacto con Enver Hoxa, que era el líder de la Albania socialista, así como con su círculo político y familiar cercano.

Otra de las conexiones polémicas de la madre Teresa fue Licio Gelli, ligado al grupo neo fascista italiano conocido como Movimiento Social.

– Visión religiosa

La líder de las Hermanas Misioneras de la Caridad recibió muchas críticas por su acercamiento fundamentalista a la fe. Ella no aprobaba reforma alguna al dogma católico, en su lugar afirmaba que el mismo debía fortalecerse.

Tampoco aprobaba discusiones acerca de temas como el aborto y rechazaba el uso de anticonceptivos, a pesar de la crisis del sida que tuvo lugar durante los años 80.

– Colonialismo religioso

También se dice que la madre Teresa trató de forzar la religión católica en las personas a las que ayudaba.

Muchos consideraron que los bautizos en el lecho de muerte que eran practicados por las hermanas de su orden podían ser consideradas conversiones forzadas a los moribundos.

– Defensa

En pro de su figura, así como de su labor se dijo que muchas de las críticas que se realizaron al trabajo de la madre Teresa estaban infundadas.

Se dijo que eran comentarios sin respaldo, puesto que hacían referencia a su supuesta incapacidad para cumplir propósitos que no fueron adoptados por la monja.

Como ejemplo de eso se tomó la creación de hospitales con excelentes instalaciones o el hecho de que la madre no parecía fungir como trabajadora social.

En cambio su deseo y su empeño siempre fue proporcionar a los marginados un espacio. Especialmente a aquellos que fueron rechazados en otros centros de asistencia un lugar para morir con dignidad.

Camino a los altares

Beatificación

Uno de los pasos requeridos para convertir a un individuo en santo dentro del rito católico era la beatificación. Para alcanzar ese estatus debe adjudicarse un milagro a la persona a la que se desea elevar a los altares. Este debe ser confirmado.

La primera intercesión de la madre Teresa de Calcuta está documentada en el año 1998 y favoreció a Monica Besra, que padecía de un tumor en el abdomen.

Esta paciente afirmó que tras colocarse una imagen de la madre Teresa en la zona enferma, la misma emanó un resplandor y posteriormente estuvo curada.

Tanto los médicos como el esposo de Besra por su parte consideraron que se curó por el tratamiento médico convencional que recibió.

De cualquier modo, en 2002 el hecho fue reconocido por el Vaticano como un milagro y el 19 de octubre de 2003 la madre Teresa de Calcuta fue nombrada beata por el papa Juan Pablo II.

Canonización

Un segundo milagro debía ser reconocido a la madre Teresa. Ese era el camino para continuar con el proceso de santificación de la fundadora de la orden de las Hermanas Misioneras de la Caridad.

En 2015, durante el papado de Francisco II, se le adjudicó a la beata la cura de un brasileño. El paciente padecía de varios tumores cerebrales y el episodio supuestamente ocurrió, según los registros, en 2008.

El asunto comenzó a investigarse en junio de 2015 y, entonces, se concluyó que sí era una verídica intercesión milagrosa.

El papa Francisco II llevó a cabo la ceremonia de canonización de la madre Teresa de Calcuta el 4 de septiembre de 2016. Al acto acudieron delegados diplomáticos de diversos países, fieles y personas sin hogar de la región.

La ciudad a la que entregó el trabajo de toda su vida, Calcuta, decidió designar a la santa Teresa de Calcuta como patrona conjunta de su arquidiócesis en septiembre de 2017.

Así quedó establecida junto con Francisco Javier, que había sido el santo patrono local desde 1986.

Premios

– Premio Padma Shri, 1962.

– Premio Ramon Magsaysay de paz y entendimiento internacional, 1962. Otorgado en el sur este de Asia.

– Jawaharlal Nehru, 1969.

– Premio Juan XXIII de la Paz, 1971.

– Premio del Buen Samaritano, 1971. Boston.

– Premio Kennedy, 1971.

– Koruna Dut, 1972. Premio concedido por el presidente de la India.

– Premio Templeton, 1973.

– Premio Internacional Albert Schweitzer, 1975.

– Premio Pacem in terris, 1976.

– Premio Balzan, 1978.

– Premio Nobel de la Paz, 1979.

– Bharat Ratna, 1980.

– Orden del Mérito, 1983. Concedida por el Gobierno de Gran Bretaña.

– Medalla Presidencial de la Libertad, 1985.

Otros

– Medalla La Storta al servicio humanitario, 1976. Concedido por la Universidad de Scranton.

– Doctorado honorario en Teología por parte de la Universidad de Cambridge, 1977.

– Orden Libertador Simón Bolivar, 1979. Otorgado por el Gobierno de Venezuela.

– Compañera honoraria de la Orden de Australia, 1982.

– Doctorado honorario de la Universidad de Bruselas, 1982.

– Honor Dorado de la Nación, 1994. Entregado por el Gobierno de Albania.

– Ciudadanía honoraria de los Estados Unidos de Norteamérica, 1996.

– Medalla Dorada del Congreso de los Estados Unidos, 1997.

Citas

– “La mayor enfermedad de hoy no es la lepra ni la tuberculosis, sino el sentimiento de no ser deseado”.

– “El hambre de amor es mucho más difícil de satisfacer que el hambre de alimento”.

– “No esperes por líderes; hazlo tú mismo, persona a persona”.

– “Siempre he dicho que debemos ayudar a un hinduista a convertirse en un mejor hinduista, a un musulmán a convertirse en un mejor musulmán, a un católico a convertirse en un mejor católico”.

– “Si juzgas a las personas, no tienes tiempo para amarlas”.

– “En esta vida no podemos hacer grandes cosas, podemos hacer pequeñas cosas con gran amor”.

– “Esparce amor por donde vayas, primero que todo en tu casa. Dale amor a tus hijos, a tu esposo, a tu vecino. No dejes que nadie que vaya a ti se aleje sin sentirse mejor y más feliz”.

– “Somos mal entendidas, somos mal interpretadas, somos mal retratadas. No somos doctoras ni enfermeras, no somos maestras ni trabajadoras sociales. Somos religiosas, somos religiosas, somos religiosas”.

– “Veo a Dios en cada ser humano. Cuando lavo las heridas de los leprosos siento que estoy atendiendo al mismísimo Dios. ¿No es una experiencia hermosa?”.

– “Nunca sabremos todo el bien que puede hacer una simple sonrisa”.

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