Zona de confort: concepto, ejemplos, cómo salir y ejercicios

La zona de confort es un concepto que se refiere a un conjunto de estados mentales, hábitos y creencias que provocan un estado en el que nos sentimos seguros pero en el que no podemos crecer. Se trata de una de las ideas más populares de la psicología, a pesar de que no existe una única definición de la misma ni una sola visión sobre qué implica ni cómo salir de ella.

Un ejemplo de una persona que se encuentra en la zona de confort podría ser el de alguien que ha encontrado un puesto de trabajo, pero el mismo no le permite seguir creciendo o aprender cosas nuevas; además puede que le aburra o incluso le cause malestar. Tiene algo valioso, un puesto de trabajo, pero al mismo tiempo se pierde oportunidades que podría tener si se arriesga a dejar ese empleo e intentar hacer cosas nuevas.


Generalmente se dice que la zona de confort es uno de los principales enemigos del cambio, el crecimiento personal y la obtención de resultados deseados. Sin embargo, tener una cierta seguridad vital es algo necesario para el propio bienestar, por lo que muchos psicólogos creen que la clave está en encontrar un equilibrio entre salir de esta zona y permanecer en ella.

Historia

El concepto de la zona de confort apareció por primera vez a raíz de un experimento llevado a cabo por Robert Yerkes y John Dodson en 1908. Estos investigadores afirmaban que un estado de relativa relajación genera un nivel constante de desempeño en diferentes tareas. Sin embargo, para aumentar este desempeño es necesario sentir ciertos niveles de ansiedad y enfrentarse a situaciones incómodas.

Hoy en día, la idea de que existe una zona de confort de la que hay que escapar para alcanzar las propias metas es muy popular tanto en la psicología tradicional como en disciplinas relacionadas, como la autoayuda o el coaching. En este artículo veremos exactamente en qué consiste y qué se puede hacer para salir de ella.

Concepto en psicología

La zona de confort no es una situación única compartida por todas las personas del mundo, sino que cada individuo tiene su propia versión de la misma en función de sus creencias, experiencias previas, gustos y estilo de vida.

A nivel teórico, el concepto de la zona de confort se refiere a un estado mental que nos proporciona calma, y en el que no sentimos ningún tipo de miedo, ansiedad o incomodidad. Esto ocurre porque dentro del mismo sentimos que nuestro entorno es predecible, y podemos controlar sus aspectos más importantes.

Externamente, la zona de confort está compuesta sobre todo por hábitos. Estos se traducen en la sensación de seguridad ya mencionada, pero también en una actitud pasiva hacia la propia vida y en una gran dificultad para cambiar o mejorar. Como consecuencia, las personas atrapadas en la misma suelen experimentar grandes dosis de aburrimiento, apatía y monotonía.

Indicadores de que estamos atrapados en la zona de confort

El conjunto de hábitos, pensamientos, creencias y comportamientos que componen la zona de confort no se generan de un día para otro, sino que se van formando lentamente a lo largo de años. Muchas veces, además, este proceso es totalmente inconsciente, por lo que un gran número de personas atrapadas en este espacio no se dan cuenta de lo que está ocurriendo.

Debido a ello, en el ámbito de la psicología se han creado multitud de listas de síntomas que pueden indicar que nos encontramos estancados dentro de la zona de confort.

Falta de crecimiento personal

Uno de los indicadores más importantes es la falta de crecimiento a nivel emocional e intelectual, siendo por el contrario el sentimiento más común la apatía.

Estar cerrado a oportunidades

Además de esto, las personas atrapadas en su zona de confort suelen estar cerradas a nuevas ideas y oportunidades, debido a un miedo inconsciente a no poder controlar lo que ocurriría si se abriesen a ellas.

Como consecuencia, tienden a evitar los riesgos, quedándose encerrados en la misma rutina durante periodos de tiempo muy largos.

Sensación de estancamiento

Por último, esta falta de retos y estimulación provoca una gran sensación de aburrimiento y de estar estancado. Esto puede traducirse en diferentes emociones como enfado o tristeza.

De hecho, muchas de las personas que se encuentran atrapadas en su zona de confort acaban entrando en un estado depresivo del que es muy difícil salir si no cambian sus hábitos o se enfrentan a algún nuevo reto.

Ejemplos de zona de confort

La zona de confort no está relacionada con un solo ámbito de la vida, sino que podemos quedarnos atrapados en ella en diferentes áreas de nuestro día a día. Por ejemplo, para algunas personas este estado mental puede darse en su relación de pareja, mientras que para otras tendrá más que ver con su trabajo o con sus proyectos personales.

A continuación veremos algunos ejemplos concretos de qué supone quedarse atrapado en la zona de confort en diferentes ámbitos.

1- En el trabajo

Tener un trabajo que nos guste, nos motive y nos proporcione la vida que queremos es uno de los aspectos más importantes de la vida de muchas personas. Sin embargo, en ocasiones podemos quedarnos atrapados en un empleo que no cumpla con estas características, ya sea por miedo, comodidad o una aparente falta de opciones.

Así, una persona atrapada en la zona de confort en su trabajo sería aquella que no disfruta de lo que hace y a la que le gustaría cambiar, pero no lo hace porque le da pereza formarse y adquirir habilidades nuevas; o porque cree que no existen otras alternativas y no se molesta en buscarlas.

2- En el ámbito sentimental

Idealmente, las personas más cercanas a nosotros (nuestra pareja, amigos y familia) deberían ayudarnos a llevar una vida más plena y a estar más satisfechos con nuestra existencia. Sin embargo, para algunos individuos este aspecto provoca más sufrimiento que placer, pero aun así eligen no hacer nada para modificar su situación.

La zona de confort en el área sentimental puede provocar, por ejemplo, que no se produzca una ruptura con una pareja incluso aunque esta nos haga daño constantemente; o que se elija no buscar nuevos amigos por miedo a no conseguir forjar relaciones interesantes con personas desconocidas.

3- En la salud

Uno de los objetivos más comunes entre la mayoría de la población es ponerse en forma, perder peso y estar más sano. Sin embargo, casi todas las personas que se proponen estas metas acaban abandonándolas antes de conseguir resultados, debido a que les supone menos esfuerzo mantener los mismos hábitos poco saludables de siempre.

En el ámbito de la salud, la zona de confort tiene que ver con el mantenimiento de formas de comportarse poco útiles para tener un mayor bienestar físico y mental, como por ejemplo el sedentarismo o el llevar una dieta perjudicial, simplemente porque es incómodo cambiarlas.

¿Cómo salir de la zona de confort?

Una de las preguntas más comunes dentro del mundo de la psicología y el desarrollo personal es la que se refiere a cómo se puede salir de la zona de confort. Ya hemos visto que permanecer atrapado en ella suele tener consecuencias muy negativas en diferentes ámbitos, por lo que aprender a escapar de la misma puede llegar a ser muy útil.

Entender los motivos

En primer lugar, para poder salir de la zona de confort es necesario tener claro por qué se quiere hacer esto. Crear nuevos hábitos y cambiar nuestra forma de actuar y de pensar requiere bastante esfuerzo, por lo que si no tienes una razón poderosa lo más probable es que abandones en cuanto se te presente la primera dificultad.

Crear un plan ante las excusas

Por otro lado, también suele ser muy útil que te anticipes a tus propias excusas para poder tenerlas en cuenta y luchar contra ellas antes de que aparezcan. Al principio, tu mente hará todo lo posible para desmotivarte y hacer que permanezcas dentro de tu zona de confort, por lo que tienes que estar preparado para luchar contra todo lo que te lance.

Exponerte

Una vez que tengas la mentalidad adecuada, el siguiente paso es exponerte a situaciones, personas o ideas nuevas tan a menudo como sea posible. Salir de la zona de confort requiere que cambies tu forma de actuar y pensar, por lo que este paso es crucial para que cumplas tus objetivos en este sentido.

Poner un día para empezar

Por último, es fundamental que te des cuenta de que escapar de tu rutina siempre va a ser incómodo. Debido a ello, el último paso para salir de tu zona de confort es dejar de esperar a que el miedo desaparezca: comienza a actuar lo antes posible y pronto habrás dejado el estancamiento atrás.

Ejercicio

A pesar de que los consejos que acabas de leer pueden ayudarte a salir de tu zona de confort en la mayoría de los casos, en ocasiones es necesario realizar acciones aún más enfocadas a solucionar este problema. El siguiente ejercicio te ayudará a conseguirlo incluso si sientes que estás muy estancado.

Ejercicio: viaje al futuro

Imagina que viajas veinte años al futuro y ves que has conseguido todo lo que querías lograr en la vida. Tus relaciones son tal y como las habías soñado, tienes el trabajo que siempre has buscado, y estás rebosante de salud y energía. Disfruta durante unos segundos de la sensación de haber logrado tus objetivos.

Ahora, pregúntate: ¿de qué manera consiguió tu yo del futuro llegar hasta ese punto? ¿Qué pasos tuvo que dar, y qué aprendizajes tuvo que realizar, para ir desde el lugar en que te encuentras ahora mismo hasta el momento en que logró cumplir todas sus metas?

Aunque no tengas claro cuáles fueron los pasos exactos, vete apuntando todas las respuestas que se te ocurran. Estas te indicarán cuál es la dirección que tienes que tomar a partir de ahora para poder salir de tu zona de confort lo antes posible y empezar a avanzar hacia la vida de tus sueños.

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